De nuevo, un ocho de septiembre en nuestro calendario, que se vivirá intensamente en la provincia sevillana, sobre todo en el pueblo de Cantillana, con la salida procesional de la Divina Pastora de las Almas, una imagen sedente de la Madre de Dios, que por segundo año consecutivo tendré que contemplarla en las fotografías que se tomen, este año por una gran noticia...
Otro año más se vivirá con gozo y alegría, el transitar de la Virgen aclamada por sus devotos y hermanos por cada rincón de este municipio ribereño, que tendrá siempre su mirada en el semblante divino de esta imagen, que desde que la conocí, hace muchos años, más de lo que os imagináis, tiene un hueco en mi corazón devoto.
Cohetes surcarán el cielo cantillanero para aclamar a la Pastora redimiendo los pecados de su rebaño y con sombrero y callado al frente, al son de las marchas, navegará por las calles para centrar su momento álgido en esa calle, centro y guía de Cantillana. Martín Rey de nuevo, presenciará el momento de gozo de la retirada del sombrero y cuando esto ocurra... como si de algo insólito se tratase, volarán al cielo centenas de cohetes, palomas y se derramarán por su divina cara los miles de pétalos que formarán una alfombra de flores al paso de la Virgen.
No obstante, y como momento de especial interés para los que formamos parte del mundo del costal y la trabajadera, siempre me quedaré con el esfuerzo titánico que desarrollan los hombres de abajo en la subida de la Cuesta del Reloj, donde en una demostración de amor a la Virgen y como no sufriendo los adoquines del terreno, transportarán paso a paso y movimiento a movimiento a la Santísima Virgen al punto más alto del municipio.
Que derroche de valentía costalera, fajaos y bragaos los treinta y cinco hombres que harán de nuevo obrar el milagro de subir, al son de «El Turuta» (marcha militar), la proeza y la gallardía del costalero.
Es un consejo no se lo pierdan, será a altas horas de la madrugada, pero sin lugar a dudas merece la pena.
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